Ya estamos inmersos en el otoño. Los días se acortan, empieza a hacer frío y la lluvia es cada vez más frecuente… Con este panorama, parece que tenemos menos sed, ¿verdad? Sin embargo, en otoño la importancia de beber agua es la misma que durante el resto del año. De hecho, nuestro cuerpo necesita hidratación de la misma manera en verano, otoño, invierno o primavera, los 365 días del año.
La bajada de las temperaturas, y por tanto la sensación de menos calor, nos hace pensar que necesitamos beber menos agua, sin embargo, es una sensación, pero no una realidad. Nuestro cuerpo está formado por agua en su mayor parte (entre el 60 y el 80%), y por ello, necesita agua de forma continuada, haga más frío o más calor. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, se establece la recomendación de beber en torno al 1,5 y 2,5 litros de agua diarios, aunque estas cantidades varían en función de la edad, el sexo y la actividad física.
Es cierto que en verano, con las altas temperaturas, sudamos más, y al perder más agua, necesitamos beber más líquidos, para no deshidratarnos, pero tampoco dista mucho la cantidad de agua que debemos ingerir en los meses más fríos.
El agua es vida
El agua es imprescindible para el desarrollo de la vida, un componente imprescindible que nos permite tener un mejor aspecto físico y lograr una mejora en nuestra salud en todos los sentidos. Una buena hidratación nos permite tener una piel sana, favorece la digestión, y permite un buen funcionamiento de los riñones. Por contra, la falta de hidratación nos puede provocar dolores de cabeza y musculares, fatiga, calambres y cambios de humor. Incluso afecta a nuestra concentración y favorece la disminución de la memoria a corto plazo, según recoge el último informe del IIAS sobre Rendimiento Cognitivo, Hidratación y Agua Mineral.
En otoño, con la bajada de temperaturas, y sobre todo en invierno, cuando hace más frío, nuestro cuerpo inicia un mecanismo de acopio de líquidos en la zona central del organismo como medida calefactora. Esto se produce estrechando los vasos sanguíneos de las zonas más periféricas de nuestro cuerpo y ensanchando la de la zona abdominal. La consecuencia de esta acción calefactora es un intenso deseo de expulsar líquidos mediante la orina. Y esto pasa especialmente durante la noche, cuando el cuerpo es más consciente de la sensación de frío.
Para qué sirve estar hidratados en otoño
Aportar líquidos a nuestro organismo no solo sirve para reponer los que perdemos. La hidratación, como decíamos antes, aporta beneficios indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo. Uno de los más importantes es depurar toxinas.
Bebiendo agua en cualquier época del año también estamos ayudando a regenerar las células de la epidermis. Recuerda que aproximadamente el 70% de nuestra piel es agua, y su continua reposición favorece su elasticidad y regeneración. Si mantienes un nivel de ingesta de agua estable y suficiente a lo largo del año, es muy probable que las arrugas tarden en hacer acto de presencia en tu piel.